elreydelaboca

Atahualpa Yupanqui no sabía nadar y los niños son los peores verdugos de las aguas vivas.

La verdad se ve sobre el verde césped (Angelito Labruna, Siglo XX)

ya se fue el verano
con sus soles largos
ya llega ya llega!
la luna de otoño
con su nariz aguileña
y su monóculo
a platear las todas las veredas

La imagen ya no llega con la misma nitidez

(suena un teléfono)
Rolando: - ¡Dejen! ¡No se molesten familia! ¡Atiendo yo! ¡Sí, hola!
Mónica: - ¿Rolando?
Rolando: - Sí. ¿Quién es?
Mónica: - Mónica. (se escucha Tema de Amor de "El Padrino")
Rolando: - Mi amor...Mi amor...¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Quién te dio este número?
Mónica: - Para encontrarte nunca necesité que alguien me indicara el camino. ¿No?
Rolando: - Ahí me la ganaste...¿Ves?
Mónica: - Aquel encuentro en Plaza Francia, el 21 de septiembre, también nos parecía un imposible...¿Te acordás?
Rolando: - Y el de la Costanera...Todos...Hasta el primero cuando elegiste mi taxi y nos conocimos...
Mónica: - ¿Y sabe por qué mi amor? Digaselo a quien lo quiera oír. ¿Sabé por qué?
Rolando: - ¿Por qué chiquilina querida?
Mónica: - Porque desde el momento de mirarnos a los ojos tuvimos un padrino formidable, capaz de rescatarnos de cualquier angustia, de toda incomprensión, de ese difícil mundo que amenazó separarnos.
Rolando: - ¿Qué padrino Mónica?
Mónica: - El amor. El amor, mi amor.

(Diálogo entre Mónica Helguera Paz y Rolando Rivas, de la telenovela Rolando Rivas)

En las farmacias ya no hay balanzas.

uno se enamora de formas
sólo de formas
la forma de una sonrisa
estallando en burbujas
de fresco frenesí
splash! splash!
la forma de unos ojos
iris relampagueante
líneas temblorosas de color
en el cielo de la tarde
la forma de unos hombros
como manzanas que sopeso
como un niño sorprendido
uno se enamora de formas
una forma de caminar
ah!
miren la armonía de los pies
en el movimiento
tip tap tip tap
la forma de una azabache cabellera
desafiando la ventisca gris de la city
esos edificios como grandes bloques de hielo
a punto de chocar en la calle Reconquista
la casa matriz del Deutche Bank
el pubis lampiño del joven Redrado
poblado de lenguas como culebras
prestas al beso
sí sí
uno se enamora de formas

el amor
amar
verbo intransitivo
ah morena
mi morena
todavía puedo oir su taconeo
por las veredas del barrio Peixoto

eu tein saudade de minha morena

Estoy harto de la belleza de las camareras

La infancia es una casa rodante que partió una mañana y no volvió nunca más.

"El gorila tiene con el peronismo un metejón doloroso. No se lo puede sacar de encima. Mil veces lo vio muerto y siempre lo ve vivo. Ni siquiera renaciente, vivo, ya que nunca lo ha visto decaer o eclipsarse. Tiene siempre el mismo grado ontológico. Siempre su ser tiene la misma densidad de sus mejores momentos. Lo que cambia son sus modos de aparición" (Feinmann, el bueno, del artículo "La fiereza del tiempo", Página/12, 26/02/06)

Bailé como loco, tomé como pocos. Actrices, azafatas, profesoras de yoga, pijirindinguis, maracas extranjeras, discos monoaurales, cerveza artesanal de origen bonaerense, una cantante de chanson, hija de un diputado, blanca como un papel, el paraguas que usó Perla Caron en la peli "Mosaico". ¡Oh Luchino! ¡Luchino Visconti! Pastor de los arrabales del alma, siempre amable en tu alta desdicha. La muerte es perezosa, demora, pospone, prorroga. Amanece, y en la azotea hay una paloma muerta, un broche azul y un pucho con restos de carmín (tres de un par perfecto). No recuerdo cómo volví a casa.