miércoles, 30 de abril de 2008
Arrabal salvaje
No te engrupía el brillo del asfalto
ni el claro espamentar de cien bujías,
en donde empieza el empedrao pegaba el alto
empezaba a bancar tu algarabía.
Barro, huecos, yuyales, latas viejas,
recortes de la fábrica cercana,
gallinas por las calles y las quejas
del carro del frutero a la mañana.
Una cancha de fulbo en un potrero
con dos arcos que ponen cuando hay fiesta.
(Si no mete el local el gol primero
hay zaranda debute a toda orquesta).
El boliche en la esquina; en la vidriera
una fila de doce Pinerales,
un par de zapatillas, dos Barbera
y un aviso "Se alquilan dos locales".
Vidriera que le sirve al sabalaje
de las casas del barrio, anochecido,
pa’sentarse y cortarse ¡Cada traje
chamuyando del último partido!
Pibes descalzos, pibas sin bombachas
urgueteando el barrial de la "vedera",
el rimel y el carmín de dos muchachas
sin medias y en chancletas en la acera.
Un coso que la va de cara lisa
recostado a un farol como al descuido.
Eligió dos posturas; la precisa,
Pa’engrupir de matón y de corrido.
Los sábados bailongo; un casamiento,
un bautismo, un cumpleaños, cualquier cosa!
Gran revuelo en el barrio, un spamento
más pior que la tormenta e’ Santa Rosa!
Dos filas de curiosos en la puerta,
cortinas coloradas, toldo a rayas;
bronca de la vecina que fue muerta
porque no la invitaron: ¡Qué canallas!...
Y la bronca después: Salí pa’ fuera...
yo te voy a enseñar a atropellarme!
En tres tiempos peló la fariñera
Mientras dice en voz baja: Sujetarme!...
Fabriqueras, malandrinas, curdelones,
un matón de verdad de cuando en cuando;
la resaca social de cien naciones
la miseria y la mugre vegetando.
Es este mi arrabal, así lo veo
así lo quiero ver cuando me muera...
Luz de luna en un hueco sucio y reo,
o un brochazo de Sol en la "vedera".
(Celedonio "el Negro" Flores, Buenos Aires, Argentina)
ni el claro espamentar de cien bujías,
en donde empieza el empedrao pegaba el alto
empezaba a bancar tu algarabía.
Barro, huecos, yuyales, latas viejas,
recortes de la fábrica cercana,
gallinas por las calles y las quejas
del carro del frutero a la mañana.
Una cancha de fulbo en un potrero
con dos arcos que ponen cuando hay fiesta.
(Si no mete el local el gol primero
hay zaranda debute a toda orquesta).
El boliche en la esquina; en la vidriera
una fila de doce Pinerales,
un par de zapatillas, dos Barbera
y un aviso "Se alquilan dos locales".
Vidriera que le sirve al sabalaje
de las casas del barrio, anochecido,
pa’sentarse y cortarse ¡Cada traje
chamuyando del último partido!
Pibes descalzos, pibas sin bombachas
urgueteando el barrial de la "vedera",
el rimel y el carmín de dos muchachas
sin medias y en chancletas en la acera.
Un coso que la va de cara lisa
recostado a un farol como al descuido.
Eligió dos posturas; la precisa,
Pa’engrupir de matón y de corrido.
Los sábados bailongo; un casamiento,
un bautismo, un cumpleaños, cualquier cosa!
Gran revuelo en el barrio, un spamento
más pior que la tormenta e’ Santa Rosa!
Dos filas de curiosos en la puerta,
cortinas coloradas, toldo a rayas;
bronca de la vecina que fue muerta
porque no la invitaron: ¡Qué canallas!...
Y la bronca después: Salí pa’ fuera...
yo te voy a enseñar a atropellarme!
En tres tiempos peló la fariñera
Mientras dice en voz baja: Sujetarme!...
Fabriqueras, malandrinas, curdelones,
un matón de verdad de cuando en cuando;
la resaca social de cien naciones
la miseria y la mugre vegetando.
Es este mi arrabal, así lo veo
así lo quiero ver cuando me muera...
Luz de luna en un hueco sucio y reo,
o un brochazo de Sol en la "vedera".
(Celedonio "el Negro" Flores, Buenos Aires, Argentina)